[Déjame tocar…]
Pero déjame entrar en tu olvido y
poseerlo; déjame tu estatua de suspiros, tus hombros rotos por mi voz, tu
caricia frustrada, amor, amor, déjame lo que nunca fuiste; déjame tu vacío para
enterrarme y ahí desfallecer hablando alguna vez contigo.
Estoy extrañamente solitario,
inmóvil, seguro de no sentir ni a través de la piel, sino sólo, desesperado,
por mis sueños, o tal vez los planetas deshechos, o tus derribadas lágrimas, o,
mejor mi ausencia inútil. Inútil.
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