Sorprendí a la desgracia robándose mis palomas
y la espanté a latigazos
y la espanté a latigazos
Volvió sus dientes temblorosa de rabia
y de una bofetada me robó la pasión
Perdóname señora oscura y venerable
mi atrevimiento de hijo bastardo
que no puede más con su vacío corazón
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