ENVÍO
Sucede que no entiendo esa claridad rubia
que nos hace los ojos como sed en desierto.
Pero no importa el ruido de tus dedos
en nuestra soledad fiel y serena.
Y esta función insigne de la luna
asoma enferma de tedio en el poema,
sin las antiguas ansias
de rosa abandonada a su muerte
de cielo. Andrea: mañana
seguramente hay sol, y en verdad que lo siento.
Hay mucho de razón de existir en el día,
y eso me vuelve principio de camino
sin objeto, cementerio de situaciones
absurdas. Un odio triste apenas,
cuando es preciso y no altera
el nivel de la noche. Andrea: qué placer
de pensar en el tiempo como agua,
tener las manos negras a fuerza
de levantar razones del suelo,
Andrea. Sobre tu frente inteligente
un poco de mi aliento,
porque solo no entiendo muchos temas
ni el deseo unificado de mi muerte.
que nos hace los ojos como sed en desierto.
Pero no importa el ruido de tus dedos
en nuestra soledad fiel y serena.
Y esta función insigne de la luna
asoma enferma de tedio en el poema,
sin las antiguas ansias
de rosa abandonada a su muerte
de cielo. Andrea: mañana
seguramente hay sol, y en verdad que lo siento.
Hay mucho de razón de existir en el día,
y eso me vuelve principio de camino
sin objeto, cementerio de situaciones
absurdas. Un odio triste apenas,
cuando es preciso y no altera
el nivel de la noche. Andrea: qué placer
de pensar en el tiempo como agua,
tener las manos negras a fuerza
de levantar razones del suelo,
Andrea. Sobre tu frente inteligente
un poco de mi aliento,
porque solo no entiendo muchos temas
ni el deseo unificado de mi muerte.
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