miércoles, 19 de abril de 2017

Entre paréntesis (Poema de Jose Emilio Pacheco)




Entre paréntesis

Cumplo como se debe la voluntad del amigo.
Esparzo las cenizas en lo que fue
el bosque de su recuerdo.
Ahora los árboles son puntos suspensivos, decoración
entre las casas desiguales.
Venden aquí el espejismo
de ser como ellos al fin,
vencer el estigma,
ya no ser México.
y ser como ellos al fin
Pero uno es lo que es y no puede ser otro.

La urna de las cenizas da la medida
de que vinimos a llenar un paréntesis: (1927-90).
No hay antes ni después:
sólo estas asas de hierro,
fauces abiertas: (       -       ).
Parecen los contornos de nuestra cuna,
su balanceo, el vaivén
de la incesante humanidad que va y viene
y nunca deja de nacer y morir.

Me voy. Se hace de noche. Ya es muy tarde.
Y no queda el consuelo
de que esta muerte suya dará vida a los árboles
de su niñez, hoy impensable (1927-40).
O de su juventud de la que nada sabemos (1948-60).
Porque el trecho de bosque aún no talado
será pronto ladrillo, concreto, asfalto,

lleno de otros paréntesis.



Extraído de:  

viernes, 7 de abril de 2017

No te pongas bravo, poeta... (Poema de Roque Dalton)



No te pongas bravo, poeta...

La vida paga sus cuentas con tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.
Cógele el cuello de una vez, desnúdala,
túmbala y haz de ella tu pelea de fuego,
rellénale la tripa majestuosa, préñala,
ponla a parir cien años por el corazón.
Pero con lindo modo, hermano,
con un gesto propicio a la melancolía.



Extraído de : Un libro levemente odioso
Uca Editores, 1993


Gotán (Poema de Juan Gelman)



Gotán

Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.

Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté,
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.